lunes, 23 de julio de 2012

Algo más sobre el Rancho de Miramar


    Por Patricia Rivarola, (desde La Cumbre, en Córdoba)

    (de la 3a. generación de los descendientes de Enrique
      por la rama de Rodolfo y en la línea de Carlos)

     "Acabo de leer lo del Rancho y me acuerdo de estar mirándote a vos -Rodolfo- trepado al molino, de puro " de que se trata, que yo me opongo", ya que me parece que éramos bastante traviesos....y mientras vos estabas allá arriba del molino, Florencia estaba en el techo del cuartito de las bicicletas con la super idea de tirarse desde ahí al suelo....lo malo es que no me acuerdo si se tiró o no.....y tampoco me acuerdo como bajaste vos del molino.

     " Te tengo que contar la versión de papá de como compraron el Rancho ... fue entre Fernando, Eduardo, Pepe y papá, y en medio del remate, no se quien se lo quería llevar y a los tíos no les alcanzaba la plata, y uno de ellos dijo "ahora vuelvo, voy a pedir plata prestada", y así fue; al rato volvió y lograron comprar el Rancho, eso fue en el año 1944, en el año en que yo nacería en mayo.

     " Como el Rancho medía una manzana papá había hecho un precioso plano para cada uno, pero lo único que llegó a hacer fueron las casitas de la 24 y 5. El terreno del fondo del Rancho era el de Pepe, y ahi muchos años después Rafa hizo su famosa cancha de futbol, con su famoso mástil, y antes de cada partido tenía que venir Berta e izar la bandera color naranja.....se armaban por ejemplo partidos entre Mar del Plata y Miramar, y venían personajes importantes a la inauguración.

     " Ahh, y tengo un recuerdo fascinante de nosotros, de todo el grupo nuestro: resulta que se había muerto un Papa, no se cual, y nosotros estábamos en el rincón más alejado del Rancho, sentados a lo indio, formando una rueda y muertos de miedo de que al siguiente Papa se le ocurriese la mala idea de ponerse el nombre de Pedro II......y hasta que no nos vinieron a buscar para decirnos que ya " Habemus Papa ", salimos todos corriendo preguntando como se llamaba el nuevo, y recién ahí pudimos respirar tranquilos.

    " Yo tengo un libro escrito por un cordobés, que fue académico de la Academia Argentina de Letras, donde tuve la suerte de trabajar tantos años; bueno, este señor académico (Jorge Vocos Lescano) me regaló un libro dedicado a mí, llamado "El tiempo más hermoso", y en ese libro hay una situación casi exacta a la que vivimos nosotros aquel día, rezando para que el próximo Papa no se llamara Pedro.....parece que todos los de nuestra generación tuvimos el mismo miedo.

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    " ¿ Te acordas de cuando había temporal en la playa, y hacía frío, y no nos dejaban ir a la playa? Entonces nos íbamos a los caños de la calle 22 (*) y jugábamos horas allí ¿te acordas?.....Yo he sido como Rafa, amé Miramar  y amé el mar.....y me acuerdo perfectamente cuando Julio Caldelara nos llevaba a nadar bien hondo.....y retrocedo en el tiempo, y recuerdo que me sentaba en el suelo, al lado del bañero que estaba mirando el mar y a la gente y me enseñaba que si había viento norte, era mar bueno, y que solía cambiar el viento entre la una y las tres, y me enseñaba que si mirabas el horizonte y veías olitas lejanas, blancas, era que estaba por cambiar el viento cuando las olitas llegasen....y ahi refrescaba y el mar se ponía dudoso.....pero si nos tocaba una semana de viento norte sin cambiar, era un mar bueno espectacular....también me enseñaba adonde había posos y como llegar hasta el banco de arena....."

     " También recuerdo la pizzería que estaba enfrente al cine Astral....mi Dios....¡ que rica esa pizza chorreando queso, y te la daban envuelta en papel de ese gris de panadería, y si tenías plata te daban ¡ la Bidu !!!!....y ahí ( en la puerta del cine) estaba la pobre muda que cuidaba las bicis chillándonos con el pito. Me contó Anita (nuestra prima hermana) que Rodrigo le contó que cuando se murió fue un entierro lleno de miramarenses....pobre....yo le tenía mucho miedo"
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     " ¿ Te acordas cuando estaba por terminar el verano? Juntábamos monedas de donde fuere, todos, para ir a Mickey a pedir lo que no podíamos comprar en todo el verano, porque era caro: tipo la Copa Mickey, enorme, altísima...jaja....¡ que genial"

    " Las Brisas"...."Tia Berta" (para mayores)....."El Caracol"....."La Central"......el -nuevo- cine, el "Gran Rex" y los viejos, "el Atlántico" y "el Astral", de donde te sacaron y te mandaron a tu casa para que te cambies ya que estabas con alpargatas...y te pusieras zapatos, o sea, mocasines, que gracioso....me acabo de acordar!
   

   (*) se refiere a unos enormes caños que estaban destinados al agua corriente y que por entonces se encontraban a la vera de la calle 22, en la parte de atrás del Rancho.

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martes, 17 de julio de 2012

M i r a m a r


     Puesto a pensar sobre recuerdos familiares de muchos años para atras -como invito a todos a hacerlo para ir completando este espacio que es de todos- saltan inmediatamente a mi memoria aquellos veranos en Miramar de mediados a fines de los 50 y comienzos de los 60, en que empezamos a transitar por la adolescencia. Miramar era, por aquel entonces, el lugar de reunión de "los grandes" de nuestra rama de la familia Rivarola, y hacia allá ibamos nosotros, los que aun no teníamos poder de decisión, ni nos lo planteábamos.

      Desconozco como fue que la familia comenzó a frecuentar aquellas playas, ya que fotos anteriores de la familia de mi padre, siendo soltero, los muestran en el Uruguay y concretamente en las playas de La Pedrera, aunque alguna vez escuché que fue mi tío abuelo Fernando el primero en llegarse hasta Miramar, adonde inclusive adquirió en un remate judicial un terreno bastante grande, con un rancho, que se remataba por las afueras de la ciudad, entusiasmando luego a sus hermanos para que lo siguiesen.

      Una vez remodelado "El Rancho" -ya que así se llamó al lugar- se convirtió en una suerte de punto de reunión familiar veraniego, ya que detrás de Fernando con su familia fueron llegando sus hermanos Eduardo, Horacio, Octavio, Pepe, Carlitos y también Roberto Rosa, cuñado de ellos, todos con sus respectivas familias que, en el caso de mi abuelo Horacio ya abarcaba inclusive a sus nietos, nosotros, que así nos comenzamos a mezclar con aquellos "primos" que en realidad eran "tios", pero de nuestra edad.

      De aquellos, los tíos de verdad, mis tíos abuelos, tengo un recuerdo más bien fotográfico....los veo en la playa, reunidos junto a sus esposas y amigos en grandes rondas, charlando....o bien tomando algo fresco o fuerte en la galería del Rancho.....o descansando en el jardín: Fernando, el dueño de casa, de ancha y fácil sonrisa muy cálida, junto a Berta su mujer, de hablar pausado y agradable sonrisa; Eduardo, más serio y como pensativo y la Beba Iturbe, muy morocha y menudita, a quien recuerdo siempre fumando; Octavio, con su tamaño y su vozarrón importantes, siempre ocurrente, con atuendos muy modernos y coloridos, junto a Tina su mujer, bastante calladita y siempre haciendo algo con las manos (cociendo, bordando, tejiendo, no se bien que haría, pero estaba siempre ocupada); Carlitos y Deli y Pepe y Chiquita, los más jóvenes, casi contemporáneos de mis padres, los recuerdo como los más deportistas, en el agua, andando en bicicletas o jugando al tenis o al golf. Entre todos ellos mis abuelos, algo más grandes que sus hermanos y mezclados con todos ellos mis padres....mi tio Horacito, su moto y cada año un auto nuevo....a cada cual más fantástico.....y muchos, muchos colaterales y amigos más.

      Entre los primos más cercanos en edad a nosotros, había como algunos sectores bien diferenciados: estaban los más grandes, que eran Rafael y Marco, hijos de Fernando; Maria José e Ignacio de los de Pepe; Ana Inés de Carlitos; Nannina y Patricio de Eduardo; Madelón y Alejandro Rosa Rivarola; Carmen y Julia Elena de los de Octavio, ya que sus otros hijos eran aun más grandes. El grupo de las mujeres que nos seguían hacia arriba lo integraban Florencia, Marcela y Ana, tres Rivarola inseparables (creo que lo siguen siendo a pesar del tiempo y las distancias), hijas respectivamente de Carlitos, Eduardo y Pepe; mientras que detrás veníamos Maria Luisa (de Eduardo), Patricia (de Carlitos), Horacio y Rodrigo (de Pepe), Ricardo (de Horacito), mi hermana Lia y yo, todos Rivarola, y aún más chicos que nosotros quedaban José y Eduardo (de Pepe) y Pedro (de Carlitos). ¡ Que cantidad !!

     Sin embargo y a pesar de las -por entonces- marcadas diferencias de edad, todos eramos primos que compartíamos espacios comunes, carpas, bicicletas, almuerzos playeros, armado de casitas donde pasábamos las horas, guitarreadas, tardes de helados y tostados en Mickey, cigarrillos a escondidas, películas en los cines, etc. etc., mientras " los grandes " se divertían a su modo, dejándonos una gran libertad, que por lo general usábamos con bastante cautela.

     El terreno adonde estaba aquel  " Rancho " de Fernando -y en donde en el mes de enero se festejaba su cumpleaños con un gran asado, al que los más chicos no íbamos, pero que espiábamos desde la calle- ocupaba toda una manzana -la de las calles 24, 7, 22 y 5- y en un momento dado en una de las esquinas de esa manzana se contruyeron dos lindas casitas, pegadas entre ellas pared de por medio, que durante varios veranos ocupamos una la familia de Pepe y otra nosotros, de modo de permitirnos a los primos, además de estar juntos todo el día, poder hacerlo también por las noches, con solo saltar la medianera.

     Como el verano es una época de tanta diversión y poco compromiso, tengo asociados aquellos momentos junto a mi "familia grande" a los de una gran felicidad y si bien los encuentros entre nosotros se suspendían durante el invierno con la gran mayoría de ellos, se reanudaban al año siguiente con la misma o superior intensidad. Y ni que decir de aquel año en que se suspendió el inicio de las clases por una gran epidemia de parálisis infantil y nos tuvimos que quedar en Miramar como hasta el mes de abril ¡ que bueno
 que fue !

    No puedo dejar de relacionar aquella época tan feliz con la de nuestros primeros "suspiros amorosos"....o con los noviazgos más serios de nuestros primos y primas mayores, a quienes nos divertía tanto espiar a la distancia, como con seguridad nosotros fuimos espiados después por quienes nos seguían.
 
     Ahora hace muchos años que no he vuelto por allá. Pienso que el "Rancho" aun debe estar en manos de Marco y de los hijos de Rafa....no lo sé. Sí se que en una de las casitas vive en forma permanente mi primo Rodrigo junto a su familia desde hace unos cuantos años. Lo que ocurre es que después de aquellos buenos tiempos, como siempre ocurre, la vida nos fue llevando a unos y otros por caminos muy diferentes, no obstante lo cual, estoy convencido que a todos nosotros, los que alguna vez compartimos aquellos veranos en Miramar, nos ha quedado como una huella imborrable en nuestras memorias, que hace que cada tanto, cuando alguna vez nos encontramos, en algún momento de nuestra conversación el Miramar de aquellos veranos vuelva para hacerse presente.


miércoles, 11 de julio de 2012

Una carta deliciosa....y un verso precioso


Mi prima Patricia Rivarola me ha enviado, desde La Cumbre en Córdoba, el texto de una preciosa carta que encontró entre muchos papeles de su padre, Carlitos, y que éste recibiera en el año 1923 de  Chiquita,  la futura madre de los Rivarola - Rivarola, que por aquel entonces contaba con 11 años de edad, tan solo uno menos que su tío, el destinatario de la deliciosa correspondencia, que a continuación se transcribe:

 "  18 de Nobiembre de 1923.- 


Mi querido Carlos:


      Ayer la Tota (*) recibió tu carta y se puso muy contenta.
      Me himajino lo aburrido que estaras si alla es muy feo.
      Aqui te mando esta muñeca porque como yo no puedo meterme en el sobre va ella en mi lugar, la corte de un figurin y era la mas linda que habia porque las otras eran un muy feas.
      El 4 de enero nos vamos a la Estancia de Clelia (**) y de alla te escribire, y si me saco un retrato te mandare.
      Yo deseo que /...../ vengas pronto pero....................... Todavia ay muyo tiempo.
      La casa de aca arlado ya la han terminado y vienen viven unas chicas y la mas chica que es como El Chiche (***) se mete en casa a cada momento sin que nadie la yame.
     Escribime (pronto ant.) el 30 de Diciembre con la dirección de la Estancia de Clelia por si me escribis aca mo ne va a llevar. Yo y el Gringo (****) emos aprendido de andar en bisicleta de dos ruedas.
     Muchos recuerdos a Abuelito y a Olga y para ti un fuerte abrazo.
     Feliz Año Muevo, Navidad y Reyes.
     Chiquita "




    Y esta misma Chiquita es la que le inspiró a su abuelo, Rodolfo Rivarola, estos versos, que provienen de la memoria " de fierro" de Ana Rivarola, hija de aquella:


      "  Ayer mi nieticita, la de cabellos de oro y ojos de cielo,
          abandonando el bullicioso coro de los otros chicuelos,
          hízome una extraña pregunta, capaz de enloquecer
         a mil abuelos que se empeñaran de tratarlo en junta.


      " ¿Es cierto mi abuelito, tiene más años Dios que el infinito?
         Atónito, confuso y con sonrojo, abrí los ojos en señal
         de la sorpresa mía, y respondí; más la respuesta olvido,
         fue aquello un incesante balbuceo.


     "  Veinte años de estudiar filosofía, y otros veinte 
        que medito y leo, creyendo que el saber disipa engaños,
        compruebo mi ignorancia, 
        ante mi nietecita de cuatro años " 


                                                  xxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxxx


     (*)  Se refiere a Alicia, su hermana mayor, a quien por entonces así llamaban.-

     (**) Es "El Chara", un campo de Rufino Luro, esposo de Clelia Rivarola, en la provincia de Bs.As., al sur del río Colorado.

     (***) Sin seguridad creo que la referencia es al varón de los Luro Rivarola
       
     (****) Alude a su hermano, Rodolfo E. , mi padre.